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Bitácora de vuelo de una Groom: Perú – Inglaterra

EQUUS TRANSPORT

Luego de varios meses de preparación nuestro grupo de viajeros, 3 caballos pura sangre de carrera ya están listos desde hace una hora en su corral. Este vuelo es especial, llevamos a un campeón a su nuevo hogar. Son más de 10 años volando con caballos por el mundo, pero cada vuelo siempre es una aventura nueva, y estoy ansiosa por empezar.

Mi trabajo inicia esperando a los animales en el avión de carga y verificar que está todo preparado para recibirlos. No tardan mucho en salir de los almacenes y veo el corral ingresar a la rampa. Una vez que están cerca del avión, bajo a verificar que se encuentren bien y seguros. Están nerviosos, es normal, están en un box oscuro, hay nuevos sonidos, nuevos olores y movimientos un poco bruscos. Una vez que damos el ok, proceden a subirlos al avión, durante este momento también es bueno estar supervisando que no se mueva muy fuerte o se golpee el corral, cada ruido o movimiento incrementa el nerviosismo de mis compañeros equinos.

Una vez ubicados dentro del avión, se cierran las puertas. Los caballos siempre son los últimos en ingresar y por ley internacional deben estar en la primera posición del avión, delante de toda la carga. Antes del despegue vuelvo a ingresar al corral, a verificar que cuentan con suficiente heno y que los caballos están bien. Empieza el rodaje del avión por la pista y el despegue, este es uno de los puntos cruciales porque los caballos experimentan el cambio de presión, similar al que sentimos cuando nosotros volamos. Una vez alcanzada la altura de crucero (10 mil metros de altura) ya podemos volver a revisar a los caballos, verificar que se encuentran bien y tranquilos. No suelo ser partidaria de usar medicamentos con los animales, prefiero recurrir a un buen manejo, a conectarme con ellos con una actitud tranquila, acariciarlos e incluso hablarles, ellos perciben y sienten todos los estímulos que los rodean, un manejo adecuado hace la diferencia.

Durante este viaje tendremos 3 paradas: Quito – Ecuador, San juan – Puerto Rico y Ámsterdam – Holanda. Una duración aproximada de 19 horas, entre las horas de vuelo y las horas en suelo en cada país. Durante el vuelo, se acompaña a los animales, hay que estar atentos siempre a cualquier sonido raro o fuerte, a cualquier relincho e incluso al silencio. La temperatura de la zona de carga es de 10 a 12 grados centígrados, dependiendo de qué otras mercancías hay en el avión puede sr menor, de 6 a 8 grados cuando viajábamos con flores o espárragos. En esta situación extraordinaria para ellos, debo asegurarme que nunca les falte heno, llevamos hasta dos pacas cuando son vuelos largos; ni agua - viajamos con 3 galoneras de 40 litros que se llenan en cada parada- así se alimentan, se hidratan, se distraen y bajan el nivel de estrés.

Una vez que aterrizamos en Ámsterdam, nos recibe el equipo de la contraparte, trasladamos los caballos al KLM Animal Hotel, aquí se cuenta con pesebreras amplias donde los animales pueden caminar un poco y estirarse luego de tantas horas de viaje. Hay heno y agua fresca a disposición. Todo ha salido bien. Los caballos descansarán en el Animal Hotel durante 12 horas y luego viajarán vía terrestre hasta Inglaterra, su destino final.

 
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